Plante familiar de los huertos utilizada desde la Antigüedad, el alcachofa es una verdura utilizada tanto por sus propiedades gustativas como por sus beneficios para la salud. En la mesa, se consume el botón floral mientras que las hojas que crecen a lo largo del tallo se usan con fines medicinales, para favorecer la digestión, tratar problemas hepáticos o estimular la actividad renal.
Un poco de historia
El alcachofa es una planta comestible cuyo botón floral se consume generalmente. De origen mediterráneo, pertenece a la familia de las Asteráceas y proviene del cardo silvestre, que, mediante cruces y mejoras, se convirtió en la planta bien conocida de nuestros huertos. Este alimento se consume desde la Antigüedad por su sabor y sus virtudes medicinales. Gracias a representaciones antiguas, sabemos que los egipcios la cultivaban y que los griegos y romanos la importaron y usaron para favorecer la digestión y tratar trastornos hepáticos y renales. De hecho, en la medicina tradicional europea, las hojas de alcachofa se han utilizado durante mucho tiempo para estimular la actividad renal y la secreción biliar.
Pero fue necesario esperar hasta principios del siglo XX para que investigadores franceses confirmaran su acción sobre los riñones y la vesícula biliar y comenzaran a estudiarla. Tras estas investigaciones, italianos aislaron la cinarina, un polifenol que confiere sus propiedades a la planta. Este último tendría propiedades colagogas (facilitan la evacuación de la bilis vesicular) y coleréticas (estimulan la secreción biliar por las células hepáticas). Por ello, fue sintetizado y utilizado para estimular el hígado y la vesícula biliar y para reducir el nivel de colesterol, antes de ser reemplazado por otras moléculas sintéticas.
Una planta rica en nutrientes
El alcachofa que habitualmente consumimos no es más que el botón floral de la planta. El conjunto de sus floretes constituye el heno, también llamado barba de la alcachofa. Si dejamos que la alcachofa se desarrolle completamente, podemos ver aparecer en su cima una flor violeta. Es esta flor la que consumimos en su forma inmadura. Las hojas usadas con fines medicinales crecen a lo largo del tallo y son muy ricas en nutrientes. Contienen especialmente altos niveles de compuestos fenólicos (cinarina, luteolina) con fuerte poder antioxidante, inulina, una fibra prebiótica beneficiosa para el equilibrio del microbiota, y fibras de excelente calidad. El alcachofa también es rico en vitaminas C y B9, en agua y es una mina de minerales (potasio, magnesio, cobre, hierro, etc.). Las propiedades terapéuticas del alcachofa se han atribuido durante mucho tiempo a su contenido en cinarina. Sin embargo, estudios han destacado que las virtudes para la salud del alcachofa son atribuidas a la sinergia de sus compuestos activos. De hecho, es una verdura rica en polifenoles como flavonoides y luteolinas y sobre todo en ácidos clorogénicos, antioxidantes bien conocidos. Esta sinergia confiere a la planta propiedades diuréticas, desintoxicantes y hepatoprotectoras. Por eso hoy en día se usa mucho en fitoterapia.
¿Qué beneficios?
Los extractos de alcachofa son reconocidos y han sido objeto de varias solicitudes de alegaciones de salud ante la Comisión Europea (EFSA). La mayoría están pendientes de evaluación y se centran principalmente en la esfera hepática, renal y digestiva.
Trata la dispepsia
Las hojas de alcachofa son muy eficaces para facilitar la digestión y aliviar la dispepsia. Se trata de un conjunto de dolores o molestias digestivas relacionadas con un mal funcionamiento de la vesícula biliar y el hígado. Sus hojas, ricas en cinarina, estimulan especialmente la producción de bilis y favorecen así la digestión de los lípidos. Se han realizado estudios para confirmar este efecto beneficioso y la Comisión Europea reconoce ahora su uso.
Estimula el hígado
Gracias a la cinarina y al ácido clorogénico, el alcachofa posee propiedades depurativas y coleréticas. Estimula la secreción biliar por el hígado y favorece así la eliminación de toxinas nocivas. El consumo regular de extractos de alcachofa puede ayudar a proteger el hígado y aliviar los síntomas de la esteatosis hepática no alcohólica. Se necesitan más investigaciones para confirmar el papel del alcachofa en el tratamiento de enfermedades hepáticas.
Alivia el síndrome del colon irritable
Gracias a sus propiedades antiespasmódicas, el extracto de alcachofa podría ayudar a tratar los síntomas del síndrome del colon irritable (SCI), también conocido como síndrome del intestino irritable. Algunos estudios realizados en personas con SCI han mostrado que el consumo diario de extractos de alcachofa reducía los síntomas del SCI y mejoraba su calidad de vida.
Diurético y supresor del apetito
Gracias a su concentración en inulina y su riqueza en potasio, tendría un efecto ligeramente diurético y facilitaría así la eliminación renal y urinaria. Aliado desintoxicante, es también un alimento muy interesante para integrar en una alimentación sana. Rico en fibras y bajo en calorías, podría intervenir en la sensación de saciedad sin provocar un consumo calórico excesivo.
Regula el tránsito
Gracias a su riqueza en fibras, el alcachofa favorece la salud del sistema digestivo, facilita el tránsito intestinal y ayudaría incluso a luchar contra el cáncer de colon. De hecho, la inulina, una fibra alimentaria que actúa como prebiótico, permite reequilibrar la flora intestinal favoreciendo el desarrollo de las buenas bacterias intestinales y así aliviar el estreñimiento y la diarrea.
Cardioprotector
3 ensayos clínicos realizados en los años 2000 mostraron que algunos compuestos del alcachofa, como la luteolina y la inulina, tendrían la capacidad de regular los lípidos sanguíneos, es decir, disminuir el colesterol malo (LDL) y aumentar el colesterol bueno (HDL) y así prevenir la aterosclerosis.
Precauciones
Los resultados de numerosos estudios son favorables al uso del alcachofa por sus diferentes beneficios, pero siguen siendo insuficientes para concluir claramente su eficacia.
Dependiendo del beneficio buscado, las dosis recomendadas de extractos de alcachofa varían. Por eso se recomienda consultar a su médico antes de comenzar un tratamiento. Más aún porque su consumo puede a veces provocar efectos secundarios temporales como pérdida de apetito, diarreas o flatulencias.
Si bien el alcachofa es una verdura inofensiva y excelente para la salud, su toma en forma de complementos alimentarios puede ser, en algunos casos particulares, a evitar. Por ello conviene ser prudente respecto a su consumo. Debido a su acción colerética, el extracto de hojas de alcachofa está muy desaconsejado para personas propensas a cálculos biliares, litiasis biliares o vías biliares obstruidas. También se han reportado algunos casos de alergias. Así, las personas alérgicas a las plantas de la familia de las Asteráceas podrían presentar reacciones al alcachofa. Finalmente, las mujeres embarazadas y los niños pequeños deberían evitar una suplementación diaria.